jueves, 20 de junio de 2013

Cuento: "(I)Realidad Poe"

 Poe es uno de mis escritores favoritos, siempre comienza a escribir con frases como "Parezco de una ilustre estirpe..." o "¡Es verdad! Soy muy nervioso, extraordinariamente nervioso" y muchas otras cosas autoreferentes que, aunque su narrador puede que no sea Poe directamente, quizás sea ese Poe inventado por si mismo, que exacerba sus fallas o sus virtudes dependiendo de lo que escribe. A veces he tratado de comenzar asi mis cuentos mas no puedo, siento que es muy ególatra y no tengo la suficiente confianza como para patir hablando del Yo sin sentirme culpable de no haber creado algo mas novedoso o atrayente (ya que no me considero tal).
Cuando levanto los libros de la mesa y recojo los lápices con los que traté de comenzar otro nuevo cuento que quedará sumido irremediablemente entre las páginas de mis cuadernos escondido de los ojos ajenos veo cosas que no debería... no me hace bien ponerme a pensar dada la irremediable situación en la que me encuentro actualmente. Todo queda nuevamente en el lugar que ocupan cuando no me ayudan a crear, en estantes y muebles; también limpio un poco, no sea que cuando el hombre vuelva estalle una trifulca digna de Ares.
 Mientras ordeno la última de las sillas un libro mal puesto cae del librero, me veo obligada a abrirlo y comprobar que nada ha pasado pero ellos me llaman y, después de chequear que aun tengo tiempo para un par de páginas sin que la culpa se apodere de la situacion, lo abro al azar.

Sonrio.
Leo.
Compruebo la hora.
Hago una mueca.

 Cierro el libro que compré en esa vetusta librería cercana (y ahora hecha cenizas por un fuego cruel), el señor Poe y sus personajes nacidos de psicosis tan cercanas a la mia se apoderan de mi casa, por mas que trato de cerrar los ojos y creer que solo son parte de un libro, al abrirlos no se han ido. 
 Es gracioso ver a Poe bebiendo el whisky guardado en el muebre de la cocina o a Legrand buscando una solución a un enigma. Me gustaría conversar con ellos pero mi realidad acecha y el tiempo corre. En algunos minutos mas llegará el hombre con su enorme cuota de realidad y se sentará junto al viejo en el sillón aunque él no lo sepa y Leonora le preparará el café que él pide sin moverse dejando en claro que su día fue cansador y terrible comparado con el mio, destacando que las tareas son diferentes y el grado de complejidad de las suyas reviste de importancia a que le ponga una taza de café a su lado.
 Legrand sonreirá irónico y volteará una hoja de su cuaderno de apuntes, el gato se paseará por las piernas del hombre mientras este sentirá un frio en su espalda y Poe levantará el vaso para llevárselo a los labios nuevamente con un ademán de rechazo a la situación acontecida. Nunca fue la vida que deseé pero soy feliz y trato de sonreir cuanto puedo mas el ojo del viejo se clava en mi y, aunque es fácil asumir que parte de mi vivirá siempre en la irrealidad eterna de los libros no acepto que la burla a esta situación sea parte de la rutina.

Una lágrima cae y lentamente Poe se despide de mi, su vaso vacío sobre la mesa y la botella a medio beber quedan como recuerdo de mi ilusión, el maullido del gato se hace débil y los bellos ojos de Leonora vuelven a la eternidad que la despojo de su nombre mientras la puerta se abre y el hombre sonríe. Vuelvo a mi realidad a la fuerza.

Después de esto, cada vez que veo a mi gata maullando me pregunto si tendrá algo que ver con Plutón o en las noches cuando los pájaros resuenan por la ventana pienso en que un cuervo aparecerá tras de esta diciéndome "Jamás" o el fantasma de una eterna Leonora paseará por el pequeño departamento y el viejo con su horrible ojo sentado en el sillón conversará con ella mientras los latidos resuenan estrepitosos cual trueno durante una tormenta... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario